Y entonces, abrí mi pecho,
con la clave secreta que cada tanto, me gusta olvidar,
con la boba excusa de cuidar a mi corazón confundido.
Tendí mi mano,
y junto a la taza de café y una sonrisa, te lo di.
Sumida una vez más en el encantamiento,
perdida otra vez, en la magia,
creí lo que decías y ahí,
me perdí.
martes, noviembre 06, 2007
Publicadas por Nuria a la/s 12:52 p. m.
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